El otro día leía un post en LinkedIn que decía: ¿Alguien utiliza todavía tarjetas de visita?
Y pensé: ¡Pues claro que sí! ¡Yo las utilizo!
Las doy solo si me las piden, no es que las vaya repartiendo como un folleto a la salida del metro.
Las utilizo por una razón muy concreta y muy meditada: impactar de alguna manera a mi interlocutor, con la intención de no dejarlo indiferente. Es una forma más de trabajar mi marca personal.
Antes de verano, estuve varios meses haciendo pruebas para unas tarjetas de visita nuevas y nada me convencía, algunas ideas me gustaban, pero al mostrarlas a conocidos me decían que no eran profesionales o eran demasiado locas.
Al final pensé que no era tanto una cuestión de diseño gráfico sino de creatividad en el material utilizado.
Así que contacté a Toni Valero Steinke, mi impresor de confianza y amigo, le pasé un archivo con mi logo y le dije: Haz lo que quieras, pero haz que mis tarjetas sean distintas.
Me las dio hace unos días. Pero antes me dijo:
Para hacerlas he pensado en como eras tú, por esta razón he utilizado 3 capas de papel vegetal, las capas de fuera son en blanco y la de dentro es roja y es donde están los datos de contacto que no se ven a primera vista. Lo he hecho así porqué tu dejas ver una parte de ti y la otra queda escondida, esta parte solo la descubres a unos pocos.
Me tenía intrigada, me encantó que una persona que me conoce bastante, pero tampoco tanto, tuviera esta impresión sobre mí y hubiera querido plasmarlo en algo material.
¡Y qué historia tan bonita detrás de una tarjeta de visita!
Todavía me tiene contrariada que los datos de contacto no estén a primera visita, pero la realidad es que, si resulta que en el apogeo de los smartphones las tarjetas de visita están en peligro de extinción, que tengas que mirar la tarjeta dos veces para encontrar mis datos es parte del juego.
¿Qué opinas, tarjetas de visita sí o no?
Y sobre marca personal irá al curso que impartiré el próximo 3 de marzo en Barcelona, 8 horas de contenido súper útil para hacer que los clientes vengan a ti en lugar de salir a buscarlos. Más info aquí.
P.D.: Dice la historia que si dices “Quiero imprimir” 3 veces se te aparece Toni Valero con un calendario del 2023.
Yo estoy a favor de las tarjetas. Es mucho más personalizado y aunque parezca solamente una cartulina, solo verlas ya te da una primera impresión.
Además en centros como los vuestros qué mejor para que la gente que pase a consulta miren las que hay en el mostrador y se lleve las que le interesen, cuando son personas desconocidas. (YO LO HAGO :)). Es la antesala a ver quién hay y qué ofrece en las redes....una manera de contactar con clientes que no conoces por primera vez.
Dentro de una tarjeta hay un trabajo de elaboración, gasto y tiempo al efectuarla...es mucho más personal.
Por teléfono, te pueden dar los datos pero te lo pueden robar, quedarte sin batería y es más frío y olvidarte de esa persona al cabo de semanas o meses.
Una tarjeta la puedes meter en cualquier sitio y al cabo de unas semanas o años aparecer y sentir esa emoción, persona o momento (si te lo ha dado el propietario) y justamente necesitar lo que pone en la tarjeta...NO HAY COLOR. (Las Casualidades No existen).