Esta historia pasó hace unos años, cuando tenía veintitantos y Tinder todavía no existía.
El caso es que P, un amigo de mi amigo S, compaginaba sus estudios de Bellas Artes con un trabajo de camarero en un bar de la Barceloneta.
Un día fuimos a tomar unas cervezas y P nos contó que una chica le había pedido para salir estando él trabajando.
Ella era sueca y desde hacía unos años que se había establecido en Barcelona.
El caso es que la protagonista de nuestra historia era rubia, alta, guapa y tenía un rollo bohemio súper atractivo. Vestía desgarbada, pero con estilo.
Nuestro amigo no se podía creer que esa diosa escandinava le hubiera pedido una cita.
P dijo que sí, por supuesto, que libraba el día siguiente y que podían ir a tomar algo.
Quedaron enfrente del metro de la Barceloneta y P le preguntó que dónde quería ir. A lo que ella contestó:
– Siempre he querido ir a Besos Mar, me parece un nombre tan bonito…
A P se le desencajó la cara. Supongo que si eres de Barcelona sabrás por qué.
Y si no conoces la ciudad condal, te informo que la chica se refería a la estación de metro de Besós Mar, que no tiene nada de que ver con besos, ni con morreos, ni mordiscos apasionados. Sino que se trata de la zona donde el río Besós desemboca en el mar y es la zona que delimita las ciudades de Barcelona y Badalona.
🏭 El skyline de esa zona se reconoce fácilmente porqué hay una fábrica con 3 chimeneas.
Antes este barrio se conocía como La Mina y había mucha venta de droga y peleas callejeras. Digamos que no es de los sitios más bonitos para tener una cita romántica. 💏
P le explicó a su dulce vikinga el barrio que era, pero a ella le dio igual, tenía claro que yendo a un lugar con ese nombre la cita valdría la pena.
Así que partieron hacia Besos Mar y tuvieron una primera cita increíble, en un bar regentado por una familia de origen chino a la luz de los fluorescentes, al lado de una máquina tragaperras.
Desde ese día empezaron una relación que duró varios años.
Y la moraleja marketiniana de esta historia es que algunos nombres atraen tanto que te incitan a la compra en función de la emoción que te provocan…
Besos en el mar… qué romántico debió pensar nuestra amiga.
Y el famoso cocktail Sex on the Beach… mmm… hot…
La tienda de juguetes Toys ’r’ us, Toys are us, los juguetes somos nosotros suena a diversión!
Te imaginas llegando a una cena en casa de unos amigos con un vino llamado ¡Ostras Pedrín! Seguro que parte de la conversación gira entorno al vino.